Ayer
a la tarde vivimos una velada inolvidable, en un espacio enigmático y bello,
emblemático, la Parroquia de Sant Andreu Del Far, dentro del parque del
Corredor, naturaleza y bosque.
Un
regalo de reyes insospechado, entre acordes de guitarra, susurros y lamentos
nacidos de una voz ensisadora, suave, delicada y al mismo tiempo desgarradora y
poderosa, que solo una gran artista posee, que sabe utilizar como herramienta
de trabajo para transmitir un mundo de emociones y sensaciones únicas,
irrepetibles a su público.
Acordes
de una guitarra, que aletean, sobrevuelas y se dejan caer, regándonos de ensueños,
arrastrándonos a lugares de brumas delicadas, el público encantado, se dejó
llevar y llevar, sin más, consiguiendo el sublime momento en que público y
artista, son indisolubles, son un todo.
De
La Carmela, un dúo espectacular que nos tendió su mano y al agarrarla, quedemos
perdidos, prendidos de aromas de pasión y del quiebro, de un susurro y del gemido,
de flamenco, entre otros géneros, pero, sobre todo, con entidad propia.
La idiosincrasia
del dúo marcó la pauta, movimiento de batuta que dirige el del brillo singular
de lo genuino y nos sumergimos en un universo de tonalidades pasteles, de
dulzuras, de mimos, denotando la posesión de un hacer impecable y de un gusto
fino y refinado.
Mil
gracias desde la Junta de Asociación de Vecinos de Can Massuet Del Far, por obsequiarnos con este abrazo arropado y tierno, con que nos envolvió el arte y la
profesionalidad De La Carmela, que, sin titubeo alguno, decimos que, desde ese
mismo momento, permanece para siempre en un lugar especial en lo más profundo
de nuestros corazones. Gracias una vez más.
La
Junta De La AVV. De Can Massuet Del Far.
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